MUY A PESAR MÍO
llego a la exactitud de un día sin programación ni subtítulos; Un día para incluirlo en la colada a 60 grados para ver si encoge o para exponerlo en las vitrinas de los muebles bar, junto a una fértil pareja de ácaros, Un día que podría asemejarse a un agujero negro, si no fuera porque se acabó el tóner. Una sucesión de horas y minutos de indisoluble testarudez. Un recuerdo imborrable.